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Tengo cáncer: ¿con quiénes debo hablar sobre mis decisiones sobre el fin de la vida?

  • Foto del escritor: Lucas Correa
    Lucas Correa
  • 14 ago
  • 3 Min. de lectura

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Las decisiones sobre el fin de la vida de las personas, es decir, sus opiniones y preferencias frente a los mecanismos del derecho a morir dignamente: los cuidados paliativos, la adecuación del esfuerzo terapéutico, la eutanasia y la asistencia médica al suicidio son personales e individuales, pero deben ser socializadas con las personas de la red de apoyo: familiares y amigos más cercanos.


Algunas personas prefieren informarse primero de forma privada, a veces consultando con su médico de confianza, a veces navegando los recursos disponibles en internet y en las redes sociales, asistiendo a charlas, webinarios o cafés de la muerte para luego poner el tema a su red de apoyo. 


Otras personas prefieren informarse con la ayuda de sus familiares o amigos más cercanos, prefieren que sean ellos quienes hagan las averiguaciones, exploren la información, consulten con expertos y les orienten sobre qué hacer y cómo proceder. 


Ambas opciones son válidas. Sin embargo, una vez la persona ha explorado sus opciones, ha reflexionado sobre lo que desea y ha decidido sobre lo que quisiera para sí misma en relación con el fin de la vida y la muerte digna, debe compartirlo con su red de apoyo familiar y de amigos más cercana.  


No importa que la exploración haya sido hecha de manera independiente o con la ayuda de alguna persona cercana, una vez se ha llegado a una conclusión, estas decisiones deben constar por escrito en un documento de voluntad anticipada (DVA) y deben ser ampliamente compartida con quienes nos rodean, en quienes confiamos, con quienes son nuestros familiares más cercanos. 


No sirve de nada que la persona explore sus opciones de forma privada sin hacerlas constar en un DVA y sin compartirlas con su red de apoyo, pues serán esas personas quienes, en casos de urgencia o en casos en que se pierda la capacidad de manifestar la voluntad, harán valer nuestros derechos y decisiones previamente tomadas.


Ahora, es normal tener miedo y angustia al intentar poner este tema en la conversación con nuestros familiares o amigos. Normalmente nos da temor que el tema y las decisiones causen en ellos tristeza, angustia o desasosiego. También podemos temer por su reacción, no sabemos si recibiremos su apoyo o no. Lamentablemente, no existe un momento ideal para tomar esta decisión y, con mucha frecuencia, dejamos que el temor nos guíe y no ponemos el tema de conversación. Pensamos que tenemos mucho tiempo, hasta que es demasiado tarde. 



Acá le proponemos una preguntas e ideas que pueden orientar la conversación con la red de apoyo:


  1. ¿Qué es lo que más valora en su vida?, ¿qué la hace significativa?, ¿qué la llena de sentido?

  2. ¿Quiénes son las personas más cercanas a usted?, ¿quiénes son las personas en quién usted más confía?

  3. ¿Qué opinan esas personas cercanas y de confianza sobre el derecho a morir dignamente? Quizás es una buena idea sondear primero sus opiniones generales sobre el tema y compartirles información general. 

  4. Tenga en cuenta y ponga en la conversación su situación de salud, converse sobre qué cambia el diagnóstico en su vida, qué pone en riesgo.

  5. Converse sobre lo que le motiva para llevar a cabo los tratamientos que le ofrecen los profesionales de la salud, y sobre los temores y posibilidades de que dichos tratamientos no sean efectivos. 

  6. Ponga en la conversación de forma directa la pregunta por la adecuación del esfuerzo terapéutico, converse sobre en qué casos quisiera que no lo hicieran ciertos tratamientos, o que no continuaran con los tratamientos y que no prolongaran su vida. 

  7. Ponga en la conversación de forma directa la pregunta por la eutanasia, converse sobre si está de acuerdo o no con la eutanasia, sobre en qué casos quisiera hacer usted mismo la solicitud y decidir el día y la hora específica para que un profesional de la salud le ayude a morir, converse sobre en qué casos quisiera que sus familiares hicieran la solicitud y decidieran ellos cuándo se debe llevar a cabo el procedimiento.

  8. Ponga en la conversación de forma directa la pregunta por la asistencia médica al suicidio, converse sobre si está de acuerdo o no con la asistencia médica al suicidio, sobre en qué casos quisiera hacer usted mismo la solicitud y causar usted mismo su muerte de forma segura, acompañada y protegida con el acompañamiento de un profesional de la salud.

  9. Comparta con las personas copia del documento de voluntad anticipada que diligenció y firmó.


Finalmente, recuerde que estas conversaciones no sólo se tienen con las personas que están de acuerdo con nosotros y que pueden ayudarnos. También se pueden tener con nuestros familiares que pudieran no estar de acuerdo. No obstante, es decisión personal de cada uno elegir a quién comunica las decisiones sobre poner fin a la vida y con quién comparte si rechaza un tratamiento o solicita la muerte médicamente asistida.

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