Me diagnosticaron cáncer: ¿cuándo empezar a pensar en la muerte digna?
- Lucas Correa

- 6 ago
- 3 Min. de lectura

Reflexionar sobre el derecho a morir dignamente y sobre las alternativas disponibles al final de la vida no atrae la mala suerte ni debería generar temor. Cualquier momento es adecuado para iniciar esta reflexión, y desde el mismo momento en que se recibe el diagnóstico de cáncer es recomendable comenzar a reflexionar sobre el derecho a morir dignamente.
De hecho, los momentos críticos—como una urgencia médica, el deterioro severo de la salud, la pérdida de la conciencia o el estado de agonía—son los menos apropiados para tomar decisiones complejas. Muchas personas posponen estas reflexiones creyendo que aún hay tiempo, hasta que es demasiado tarde.
Recibir un diagnóstico de cáncer es una experiencia desafiante. Nos obliga a detenernos, nos confronta con la finitud de la vida, y despierta emociones como angustia, tristeza, miedo y confusión. Surgen interrogantes sobre nuestro cuerpo, sobre los procesos que están fallando y sobre las opciones terapéuticas disponibles. También nos cuestionamos acerca de la eficacia de los tratamientos, sus posibles efectos adversos y si vale la pena continuar bajo ciertas condiciones.
Desde el momento del diagnóstico es recomendable considerar las herramientas jurídicas y médicas disponibles para ejercer el derecho a morir dignamente. No se trata de rendirse ni de invocar la muerte, sino de reconocerla como parte del proceso vital y restarle los dos principales poderes que ejerce sobre nosotros: la incertidumbre y el miedo. Conocer nuestras opciones, reflexionar sobre lo que significa una vida digna y establecer límites ante el sufrimiento, es una forma concreta de ejercer autonomía y proteger nuestra calidad de vida.
En Colombia, el derecho a morir dignamente se puede ejercer a través de cuatro mecanismos complementarios:
Acceso a cuidados paliativos
Adecuación del esfuerzo terapéutico (que incluye la posibilidad de rechazar o suspender tratamientos médicos),
Eutanasia
Asistencia médica al suicidio
Estos mecanismos no se excluyen entre sí y pueden ser considerados de forma conjunta a lo largo del proceso de enfermedad. Informarse sobre ellos no implica renunciar a los tratamientos ni perder la esperanza, sino contar con un respaldo ético y legal que permita actuar si el sufrimiento llega a ser incompatible con la idea de dignidad. Es una forma de asegurar que, incluso si todo falla, seguiremos teniendo el poder de decidir sobre nuestra vida y nuestro cuerpo.
Por eso, al recibir un diagnóstico como el de cáncer, además de considerar las opciones terapéuticas, es fundamental preguntarse también por los mecanismos disponibles para ejercer el derecho a morir dignamente: en qué circunstancias estaría dispuesto a hacerlo, cuáles serían sus límites y cómo desea que se respete su voluntad.
Estas preguntas pueden ayudarle a iniciar esta reflexión:
¿Qué es lo que más valora en su vida? ¿Qué le da sentido, propósito y dignidad?
¿Qué impacto tiene el diagnóstico en su vida cotidiana y en sus proyectos?
¿Qué lo motiva a continuar con los tratamientos propuestos por su equipo médico?
¿Qué temores tiene frente a la enfermedad, los tratamientos o el futuro?
Si el tratamiento no tiene los resultados esperados, ¿hasta dónde estaría dispuesto a continuar?
¿En qué situaciones desearía no iniciar o suspender intervenciones médicas?
¿Estaría dispuesto a solicitar la eutanasia o la asistencia médica al suicidio? ¿Bajo qué condiciones lo haría? ¿En qué casos sí, y en cuáles no?
Lea aquí: "¿Qué es un Documento de Voluntad Anticipada y por qué es una buena idea firmarlo?"
La reflexión sobre el derecho a morir dignamente es profundamente personal y debe realizarse en función de la vida que cada persona desea vivir y del estado de salud en el que se encuentra. Sin embargo, no debe quedarse en el ámbito privado. Es altamente recomendable dejar constancia de estas decisiones en un Documento de Voluntad Anticipada (DVA) y compartirlo con su red de apoyo más cercana, sin importar si está conformada por familiares o personas.








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